GONZALO RAMÍREZ
Venezuela, 1965. Poeta y ensayista. En el terreno del ensayo ha publicado: epílogo a la Antología poética de Juan Sánchez Peláez publicada por la Universidad Nacional Autónoma de México en 1995; prólogo a la Obra poética de María Calcaño publicada por la Universidad del Zulia y la Sociedad Dramática de Maracaibo en 1996. Poemas suyos aparecen en la Antología de la poesía latinoamericana del siglo XXI, el turno y la transición compilada por Julio Ortega y publicada por Siglo XXI editores de México en 1997. También puede mencionarse la sección sobre Literatura Venezolana de la Enciclopedia de Venezuela publicada por la Editorial Océano en España (2000). En el año 2002 apareció una Antología Poética de Víctor Valera Mora, selección y prólogo de Gonzalo Ramírez, publicada por el Fondo Editorial Mario Briceño Iragorry del estado Trujillo. Tiene un libro de poemas publicado: Ciudad Sitiada (2006). En los últimos años, ha realizado diversos prólogos para el Fondo Editorial El Perro y la Rana y para Monte Ávila Editores Latinoamericana. En distintas publicaciones, de Venezuela y de Nuestra América, han aparecido poemas y ensayos suyos. A ello hay que sumarle su frecuente participación como conferencista en Ferias del Libro, Congresos y Foros tanto dentro de Venezuela como fuera de ella. Es director de la revista de crítica cultural Día-Crítica editada por el Fondo Editorial El Perro y La Rana.
TEXTOS EM ESPAÑOL – TEXTOS EM PORTUGUÊS
FESTIVAL MUNDIAL DE POESIA 3er. - ÁFRICA / AMÉRICA / ASIA / EUROPA / OCEANIA. Antologia 2007. Caracas: Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, 2006. S. p.
Ex. bibl. Antonio Miranda
I
Alguien tenía que quedarse a redactar los epitafios.
Alguien tenía la necesidad de traducir el mundo en llanto...
Alguien tenía que decir: Rosa fue su nombre
y recordar el denso y amable destello de su mirada.
Alguien tenía que poder refugiarse en lo más profundo
de su alma
y a través de la despiadada evidencia del dolor
saber dialogar con la belleza.
Alguien tenía que guardar el eco dolente y mudo de ua
plegaria.
Alguien tenía que sostener el incierto anhelo humano
como una pura e imprevisible ofrenda.
Alguien tenía que escribir un lamento
en el muro más anónimo de la ciudad.
Alguien tenía que poder
a una hora imprecisa
seguir tuteándose amorosamente con los muertos.
Para Rosa de Luxenburgo y Leo Jaguices, in memorian
para Rubén Ackerman, mi rabi, en vida.
III
A través de una ventana un rostro mira
con indeleble melancolía hacia una calle
donde el silencio se densifica insoportablemente.
Un perro atisba con una fijeza extraña
a un hombre que hojea con doliente distracción un diario.
Un borracho duerme
protegido por la sombra de un portal
su mala noche interminable.
Mi memoria advierte todo este desconsuelo.
La pobreza se vuelve un estremecimento desconocido
y el corazón vive sin edad en la lejanía
y a todo atende como suyo
y es infinita la compasión que nace
bajo la luz hiriente de este domingo.
XI
Nunca he salido de la siniestra sitiada Caracas
he querido imaginar otras calles
pero es ya demasiado tarde para que la memoria
prepare una nueva sorpresa.
Nunca he podido imaginar la vida
sino en esta ciudad sitiada donde todavia
el tiempo puede detenerse en el murmullo
en el acorde tierno del cristofué.
Nunca he podido olvidar que el héroe
la proclamaba altivamente
como el sitio donde debía estar su corazón.
Nunca podré encontrar otra ciudad
a la cual pueda deciar que pertenezco.
Porque escribo poesía yo también estoy vivo.
TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução de Antonio Miranda
I
Alguém teria que ficar para redigir os epitáfios.
Alguém teria a necessidade de traduzir o mundo em pranto...
Alguém teria que dizer: Rosa era seu nome
e recordar o denso e amável lampejo de seu olhar.
Alguém teria que poder refugiar-se no mais profundo
de sua alma
e através da despiedada evidência da dor
saber dialogar com a beleza.
Alguém tinha que guardar o eco dolente y mudo de uma
plegária.
Alguém tinha que assegurar o incerta aspiração humana
como uma pura e imprevisível oferenda.
Alguém teria que redigir um lamento
no muro más anônimo da cidade.
Alguém teria que poder
numa hora imprecisa
seguir tuteando amorosamente com os mortos.
Para Rosa de Luxenburgo e Leo Jaguices, in memorian
para Rubén Ackerman, meu rabino, em vida.
III
Pela janela rosto mira
com indelével melancolia uma rua
onde o silêncio se intensifica insuportavelmente.
Um cão rosna com uma segurança estranha
para um homem que folheia com dolente distração um jornal.
Um bêbedo dorme
protegido pela sombra de um portal
sua péssima noite interminável .
Minha memória me adverte todo este desconsolo.
A pobreza torna-se um estremecimento desconhecido
e o coração vive sem idade na distância
e a tudo atende como seu
e é infinita a compaixão que nasce
sob a luz abrasante deste domingo
XI
Nunca saí da sinistra sitiada Caracas
quis imaginar outras ruas
mas é tarde demais para que a memória
prepare uma nova surpresa.
Nunca consegui imaginar a vida
além desta cidade sitiada onde ainda
o tempo pode deter-se no murmúrio
no acorde terno do cristofué.
Nunca consegui olvidar que o herói
proclamava altivamente
como o lugar onde deveria estar o seu coração.
Nunca poderei encontrar outra cidade
na qual eu posso dizer que pertenço.
Porque escrevo poesia eu também estou vivo.
*
VEA Y LEA otros poetas de VENEZUELA en nuestro PORTAL de Poesia:
http://www.antoniomiranda.com.br/Iberoamerica/venezuela/venezuela.html
Página publicada em maio de 2021
|